lunes, 23 de mayo de 2016
Familia Cristobal, bosque de piedras de Huayllay (Perú)
Tras 7 años vuelvo a mi lugar favorito con mi familia peruana, la familia Cristobal. Conocí el bosque de piedras de Huayllay la primera vez que vine al Perú y desde esa ya son mas de 5 veces las que he estado aquí. Tanto me marco este sitio que un verano convencí a Solana para venir un mes. Y se con seguridad que a el también le dejó tocado, tanto el lugar como la familia.
En 2009 no había luz, ni agua potable y ni por supuesto internet. Sin duda, parte de ese salvajismo era lo que nos enamoro del lugar pero aun así recaudamos en aquel año un dinero para mejorar las condiciones de vida de esta, nuestra familia, y construimos un baño. Hace dos días llegue de nuevo, sin mucha información de como andaban, sin avisar como siempre ya que seguro que alguien habría. Ya a punto de llegar un pasajero del colectivo con el que había conversado me dijo que quizá el "papi" no se acordaba de mi después de tanto tiempo. Rápido le dije que era como mi familia. Al llegar los perros ladraron y se acercaron como siempre y Alcibiades, el alma de esta familia, salio a recibirme. ¡Manu! me dijo, y nos abrazamos como en el 2009. Directamente me metí en la cocina iluminada por una bombilla donde estaba Elba. Te esperabamos en abril me dijo. Y rápidamente me sentó y me dio el clásico "matesito" de coca.
Tras 7 años la familia Cristobal tiene baños y no agujero, luz por placas solares en vez de velas y agua de manantial dentro de la casa. El internet llega a la casa y con los baños sacan un dinero que ha ayudado a construir un comedor para turistas. En vez de su casa solo, tienen 3 cabañas reformadas de piedra que alquilan. En vez de 50 llamas tienen 100 y muchas mas ovejas que intentan inseminar con una raza grande australiana. Alcibiades ya no va a recoger el rebaño en bici, va en moto. Y el Cristian, su hijo, se ha comprado una "esteision" que utiliza para llevar a los turistas.
Tras 7 años vuelvo a mi lugar favorito con mi familia peruana, la familia Cristobal. Conocí el bosque de piedras de Huayllay la primera vez que vine al Perú y desde esa ya son mas de 5 veces las que he estado aquí. Tanto me marco este sitio que un verano convencí a Solana para venir un mes. Y se con seguridad que a el también le dejó tocado, tanto el lugar como la familia.
En 2009 no había luz, ni agua potable y ni por supuesto internet. Sin duda, parte de ese salvajismo era lo que nos enamoro del lugar pero aun así recaudamos en aquel año un dinero para mejorar las condiciones de vida de esta, nuestra familia, y construimos un baño. Hace dos días llegue de nuevo, sin mucha información de como andaban, sin avisar como siempre ya que seguro que alguien habría. Ya a punto de llegar un pasajero del colectivo con el que había conversado me dijo que quizá el "papi" no se acordaba de mi después de tanto tiempo. Rápido le dije que era como mi familia. Al llegar los perros ladraron y se acercaron como siempre y Alcibiades, el alma de esta familia, salio a recibirme. ¡Manu! me dijo, y nos abrazamos como en el 2009. Directamente me metí en la cocina iluminada por una bombilla donde estaba Elba. Te esperabamos en abril me dijo. Y rápidamente me sentó y me dio el clásico "matesito" de coca.
Tras 7 años la familia Cristobal tiene baños y no agujero, luz por placas solares en vez de velas y agua de manantial dentro de la casa. El internet llega a la casa y con los baños sacan un dinero que ha ayudado a construir un comedor para turistas. En vez de su casa solo, tienen 3 cabañas reformadas de piedra que alquilan. En vez de 50 llamas tienen 100 y muchas mas ovejas que intentan inseminar con una raza grande australiana. Alcibiades ya no va a recoger el rebaño en bici, va en moto. Y el Cristian, su hijo, se ha comprado una "esteision" que utiliza para llevar a los turistas.
Miedo me daba que tanto cambio hiciera perder la esencia de esta familia y de este lugar pero tras dos dias viviendo con ellos como uno mas me he dado cuenta que sigue intacta.
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